Rangetsu reniega de su identidad de mujer y se convierte en la bestia sirviente de Tenyô, el cuarto príncipe. Tras encontrar la luz en la gentileza del príncipe, Rangetsu jura ayudarlo en su camino hacia el trono. El príncipe Kôgai no parece querer separarse de Rangetsu ni un minuto y Tenyô, por su parte, además de sentir una ira incontenible, comienza a albergar sentimientos indescriptibles por Rangetsu…